Asunto Fraude (1)
Mandaron casi tres millones de votos al archivo de inconsistencias:
constaban en actas ilegibles.
Ante la denuncia, admiten su existencia y las suman al PREP. ¿En qué
momento dejaron de ser ilegibles? ¿Cuándo se volvieron confiables? ¿Por qué
un día no lo eran y ahora sí lo son?
Rayuela, 5 de julio 2006
Sí hubo fraude
Fernando del Paso
Sí hubo fraude, porque el engaño es fraude.
Sí hubo fraude, porque la falacia es fraude.
Sí hubo fraude, porque el abuso de confianza es fraude.
Sí hubo fraude, porque la mentira es fraude.
No hay que buscar el fraude en un millón, dos o tres millones de votos
perdidos.
No hay que buscarlo en mil, tres o cinco mil actas con errores
deliberados.
El fraude, el gran fraude, ya estaba allí, entre nosotros, desde mucho
antes del 2 de julio.
Estaba en la forma mezquina, irresponsable, imperdonable, en la que se
fue construyendo una gran mentira, una inmensa mentira.
Estaba en el miedo que infundió en el votante la campaña política más
sucia que jamás se haya hecho en México.
Estaba en cada palabra y cada imagen de esa campaña de calumnias, de
imposturas, de mezquindades, financiada con el dinero de los electores para
confundir a los propios electores, para provocar su incredulidad y su
desconfianza. Y en muchos casos, para provocar incluso la deslealtad a sus
propios principios, sus propias primeras intenciones, sus ilusiones.
Si insistimos demasiado en buscar el fraude en el 2 de julio, corremos
el riesgo de reducir la importancia de ese fraude brutal del que fue
víctima el electorado mexicano. El peligro de despojarlo de su enorme
trascendencia o incluso de olvidarlo.
Y no podemos darnos ese lujo. Ese fraude es ya parte de nuestra
historia. Y con él, la traición a la confianza de los electores por parte
de nuestras más caras instituciones.
Nos defraudó el presidente Fox al avalar y participar en la campaña
contra Andrés Manuel López Obrador y en favor de Felipe Calderón.
Nos defraudaron nuestras más altas autoridades electorales, porque no
supieron distinguir entre libertad de expresión y libertad de ultrajar y
vejar a un adversario político, y con ello injuriar y denigrar a quienes
éramos -fuimos, somos- sus partidarios.
Sobre el autor:
Fernando del Paso. Nació en México, D.F., en 1935. Ingresó en El
Colegio Nacional el 12 de febrero de 1996. Premio Xavier Villaurrutia
(1966); Premio Novela México (1976); Premio Internacional Rómulo Gallegos
(1982).
constaban en actas ilegibles.
Ante la denuncia, admiten su existencia y las suman al PREP. ¿En qué
momento dejaron de ser ilegibles? ¿Cuándo se volvieron confiables? ¿Por qué
un día no lo eran y ahora sí lo son?
Rayuela, 5 de julio 2006
Sí hubo fraude
Fernando del Paso
Sí hubo fraude, porque el engaño es fraude.
Sí hubo fraude, porque la falacia es fraude.
Sí hubo fraude, porque el abuso de confianza es fraude.
Sí hubo fraude, porque la mentira es fraude.
No hay que buscar el fraude en un millón, dos o tres millones de votos
perdidos.
No hay que buscarlo en mil, tres o cinco mil actas con errores
deliberados.
El fraude, el gran fraude, ya estaba allí, entre nosotros, desde mucho
antes del 2 de julio.
Estaba en la forma mezquina, irresponsable, imperdonable, en la que se
fue construyendo una gran mentira, una inmensa mentira.
Estaba en el miedo que infundió en el votante la campaña política más
sucia que jamás se haya hecho en México.
Estaba en cada palabra y cada imagen de esa campaña de calumnias, de
imposturas, de mezquindades, financiada con el dinero de los electores para
confundir a los propios electores, para provocar su incredulidad y su
desconfianza. Y en muchos casos, para provocar incluso la deslealtad a sus
propios principios, sus propias primeras intenciones, sus ilusiones.
Si insistimos demasiado en buscar el fraude en el 2 de julio, corremos
el riesgo de reducir la importancia de ese fraude brutal del que fue
víctima el electorado mexicano. El peligro de despojarlo de su enorme
trascendencia o incluso de olvidarlo.
Y no podemos darnos ese lujo. Ese fraude es ya parte de nuestra
historia. Y con él, la traición a la confianza de los electores por parte
de nuestras más caras instituciones.
Nos defraudó el presidente Fox al avalar y participar en la campaña
contra Andrés Manuel López Obrador y en favor de Felipe Calderón.
Nos defraudaron nuestras más altas autoridades electorales, porque no
supieron distinguir entre libertad de expresión y libertad de ultrajar y
vejar a un adversario político, y con ello injuriar y denigrar a quienes
éramos -fuimos, somos- sus partidarios.
Sobre el autor:
Fernando del Paso. Nació en México, D.F., en 1935. Ingresó en El
Colegio Nacional el 12 de febrero de 1996. Premio Xavier Villaurrutia
(1966); Premio Novela México (1976); Premio Internacional Rómulo Gallegos
(1982).
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